Evaluando las necesidades de nuestros pacientes que asistían
a consulta, descubrimos que muchos tenían el interés de borrar un viejo tatuaje
que se habían realizado y no querían ver más en su piel. Mario Irivarren es uno
de ellos, se acercó a la clínica por una necesidad particular y más adelante
volvió para borrar un tatuaje que tenía en su abdomen.
Había ya probado con otros tratamientos, pero no le
ofrecieron la efectividad que esperaba, su interés es eliminarlo por completo e
iniciamos las sesiones con el tratamiento Quicklaser. El protocolo de atención
es muy sencillo, pasa primero por una consulta donde el médico evalúa su caso,
consulta los antecedentes y determina qué protocolo médico aplicar para ver resultados
en menos sesiones posibles. Luego pasa a la sala de preparación y recuperación
donde le aplican una crema anestésica que disminuirá cualquier molestia que
pueda sentir al aplicar el láser. Llega el momento de la sesión, dependiendo de
las dimensiones el tatuaje y los distintos tipos de tinta el procedimiento
puede tardar de 5 a 20 minutos. Para finalizar se aplica una crema que ayuda a
regenerar la piel y se descansa por un lapso de 15 a 20 min.
Es un procedimiento muy sencillo que no requiere mucha
recuperación y no suspende tus actividades habituales.
En el caso del tatuaje de Irivarren, con la primera sesión las
líneas que delimitan el tatuaje disminuyeron su intensidad un 25%, es un
tatuaje que presenta color también (azul, verde rojo) lo ventajoso de esta
tecnología es que trabaja sobre cualquier tono de tinta muy fácilmente, ya para
la segunda sesión se puede decir que el tono del tatuaje disminuyó hasta un
45%. Se estima que en 3 sesiones más pueda verse limpia su piel.
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